El siempre mordaz y genial Alberto Montt ha sabido sintetizar en una viñeta lo que muchos pensamos. Si de verdad existiera un juicio final al estilo de los cristianos hay sobradas pruebas y motivos para recusar al odioso juez. Cualquier ser humano normal con todos sus defectos es infinitamente más compasivo y decente que el diosecillo lleno de complejos que nos retrata la biblia.
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