Cuando se habla de países que persiguen a los que profesan credos minoritarios o son simplemente ateos rápidamente nos vienen a la cabeza los países musulmanes, en donde existen leyes específicas que protegen al Islam de cualquier crítica. Pero en realidad no tenemos que salir de la vieja y tolerante Europa para encontrar un reciente caso de persecución religiosa. En Irlanda entró en vigor en el año 2010 una Ley de la Blasfemia en donde se persigue cualquier supuesta ofensa o falta de respeto a la religión. Por supuesto no se condena a nadie a penas de cárcel, pero las multas por ofender a cualquier religión pueden llegar a la bonita cifra de 25000 euros. Vamos para pensárselo dos veces a la hora de criticar a la santa madre iglesia cuyo poder es casi omnímodo en la pequeña isla verde. La ley dice explícitamente que cometerán delito aquellos que “causen indignación en un substancioso número de seguidores de una religión”. Y como ya sabemos lo rápidamente que se ofenden los seguidores del dios que fecundó a una virgen para autoengendrarse y luego sacrificarse a fin de aplacar su propia cólera pues cualquier día tenemos un disgusto.
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