Últimamente aparecen por doquier casos de pederastia que implican a sacerdotes católicos de distintos países. Si fueran delitos aislados lo único que tendría que hacer la justicia es juzgar y castigar a los culpables. Pero lo que se está demostrando es una vergonzosa complicidad dentro de la jerarquía eclesiástica tanto de las diócesis implicadas en EEUU, Irlanda, Bélgica, etc. como del propio Vaticano. ¿Para cuando una justicia verdadera que sea capaz de enjuiciar a aquellos obispos y cardenales que ordenaron silenciar los abusos y que incluso extorsionaron a las víctimas de esos infames crímenes?
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