Porque si para “explicar” este casi infinito Universo que nos rodea y del que todavía desconocemos bastante (aunque en realidad cada vez menos) debemos llegar a la desesperada “solución” de creer en una entidad que por definición deber ser infinitamente más compleja que el propio Universo, la conclusión inevitable es el absurdo anticientífico de convertir un problema muy difícil (la explicación del Cosmos) en otro ya totalmente irresoluble como es el proponer algo que está más allá del espacio, del tiempo y de cualquier tipo de entendimiento.
Y entonces, a falta de de esa prueba cierta y real que los religiosos han sido siempre incapaces de presentar (y eso que han tenido tiempo más que suficiente durante milenios para verificar de alguna manera convincente su más que disparatada hipótesis) basta con utilizar la célebre y también útil Navaja de Ockham y dar por zanjado un asunto que lleva ya demasiado tiempo destruyendo las pobres mentes de la inmensa mayoría de miembros de una especie que es tan prepotente como para llamarse sapiens, cuando la triste realidad es que para ellos la cabeza solo les sirve para llevar un sombrero o una gorra.
Y este irracional intento de suicidio intelectual, que los religiosos llevan siglos y hasta milenios defendiendo, es lo que explica muy didácticamente en el siguiente video el Dr. Alan Guth, físico y cosmólogo que fue el responsable de la primera formulación de la teoría del universo inflacionario en 1979.



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