La iglesia lleva milenios predicando paz, humildad y pobreza, aunque luego
en la práctica poco o nada se aplica a sus supuestas enseñanzas. Y para muestra
este sacerdote que ante el llanto de un niño decide cortar por lo sano, y
asestar un tortazo al más que hereje (o peor aún, ateo) niño que no guarda el
debido "respeto" ante esa estupidez de que te echen agua por la cabeza
para perdonar un supuesto pecado cometido mucho antes de que cualquier miembro
de tu familia pisara la faz de la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario