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10 de marzo de 2017

Dar alojamiento y comida gratis a los vagabundos es un buen negocio para todos




En este mundo depredador en donde todo tiene un precio resulta que cuando se echan cuentas de verdad, sin esas tramposas manipulaciones de los economistas neoliberales, resulta que lo más barato para la sociedad es cubrir las necesidades básicas de los más desfavorecidos.

Economistas y políticos neoliberales repiten machaconamente que la mejor forma de ahorrar en las maltrechas arcas públicas es abandonar cualquier tipo de ayuda social, dejando que cada ciudadano sobreviva lo mejor que pueda con sus propias fuerzas. Y este razonamiento, además de criminal, resulta que es también un disparate económico y así lo han entendido en las paradisiacas islas Hawái. 

Allí un perspicaz senador del estado, que además es médico, estuvo analizando el problema de la pobreza extrema, la de esos vagabundos que viven en todas las ciudades del mundo desarrollado. Y observó que estas personas que malviven prácticamente sin nada, resulta que sin embargo son una costosísima carga para las arcas públicas.

Y cómo puede ser eso se preguntarán ustedes, porque estos pobres parias de la sociedad moderna no necesitan nada ya que viven en la calle, comen desperdicios y se visten con harapos. Pues precisamente por eso mismo, estos pobres desheredados entre los desheredados sufren de multitud de enfermedades de todo tipo. Y como el sistema no ha llegado hasta el punto de dejar morir en la calle como a perros a estos pobres desechos humanos (cosa que si seguimos así llegará a ocurrir más pronto que tarde), pues cuando uno de ellos está tan evidentemente enfermo que hasta esos ciudadanos normales y corrientes que habitualmente ni les vemos le remuerde la conciencia, llama con su flamante smartphone a los servicios de emergencia y se pone en marcha un costosísimo dispositivo de ambulancia, atención médica en la calle, ingreso por urgencias y varios días o semanas de hospitalización. Proceso que nuestro más que inteligente mezcla de político y médico ha observado que puede salir por la friolera de varias decenas de miles de dólares cada vez que se pone en marcha. 

Y lo más llamativo del caso es que este dinero gastado sirve para poco más que para prolongar el sufrimiento y la agonía del sujeto, puesto que en cuanto el vagabundo obtiene el alta médica, vuelve a su miserable vida y por tanto, a convivir con el frio, la lluvia, la comida en mal estado y todo tipo de patógenos que se ceban sobre sus maltrechas carnes. De tal manera que no es infrecuente que en pocas semanas o meses este más que deteriorado y pobre despojo humano vuelva a necesitar otra vez intensivos cuidados médicos. 

Así, nuestro sagaz senador hawaiano ha estudiado el caso de un pobre vagabundo que en poco más de 4 años ha tenido que ser hospitalizado 21 veces por diversas dolencias. Y por supuesto en ninguna de las ocasiones el pobre desgraciado pagó nada de una factura que ya asciende a varios cientos de miles de dólares, por lo que el estado insular tuvo que hacerse cargo de los gastos. El mencionado político ha indicado que su caso no es excepcional, sino que un grupo relativamente pequeño de vagabundos con la salud muy deteriorada necesitan de media atención médica por valor 120.000 dólares al año, dinero que por supuesto es pagado religiosamente con los impuestos del resto de los ciudadanos.

Por ello y teniendo en cuenta que el gasto de mantener a un vagabundo en un centro de acogida es de unos 18.000 dólares al año, este médico ha presentado un propuesta de ley para que en Hawái a los vagabundos se les considere enfermos crónicos y puedan ser ingresados en residencias especializadas, en donde además de tener una mejor vida encima ahorrarán un montón de dinero público proveniente de los contribuyentes norteamericanos.

En resumen, que los servicios y ayudas sociales no sólo no son un despilfarro sino que, además de un acto de humanidad con los más desfavorecidos, son un buen negocio para la sociedad.




2 comentarios:

  1. [Estampida]: Y si se destinara algo más, probablemente algunos de ellos podrían volver a ser miembros activos de la sociedad y, por tanto, devolver a las arcas parte de esa ayuda que se le ha dado. Pero claro, ¿a quién le interesan unos vagabundos?. ¿Qué partido político ganaría votos con eso?. Hay que renovar el sistema político o nos vamos a ir a la mierda.

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  2. Y aunque se les dejara morir en las calles eso seguiría suponiendo un gran coste por todas las enfermedades que podría causar por la falta de higiene, sería como volver a los tiempos de la peste negra, donde las enfermedades se propagaban y mataban a todo el mundo por falta de un cuidado público de las ciudades.

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