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PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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20 de enero de 2016

Una brevísima historia de la medicina


A lo largo de los milenios la medicina ha ido desarrollando medicamentos cada vez más específicos para tratar de manera individualizada las diferentes enfermedades que afectan al ser humano. Así partiendo primero de las plantas y animales que nos rodeaban en la naturaleza, con el avance científico-tecnológico se fue pasando a una purificación cada vez más rigurosa de las sustancias para terminar aislando el compuesto químico específico capaz de paliar o curar una determinada enfermedad. Sin embargo en las últimas décadas asistimos a una vuelta al más remoto pasado anticientífico y supersticioso.

Esta secuencia, a modo de brevísima historia, resume perfectamente el largo recorrido que ha llevado a la medicina a volver a sus oscuros e irracionales inicios, gracias a todo ese conjunto de pseudomédicos alternativos,  chamanes postmodernos y amantes de lo “natural” que proliferan en el hiperdesarrollado mundo occidental gracias al innegable éxito médico llevado a cabo en los últimos siglos. Así ante la petición de ayuda que implica la simple frase de 

“Tengo un dolor”

esta ha sido la respuesta a lo largo de los tiempos:

2000 AC: Cómete esta raíz.  
1000 DC: Esa raíz es impía. Reza esta oración.
1850 DC: Esa oración es superstición. Tómate esta pócima.
1940 DC: Esa pócima es un brebaje. Tómate esta pastilla.
1985 DC: Esa pastilla es inútil. Tómate este antibiótico.
2000 DC: Ese antibiótico es artificial. Cómete esta raíz.



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