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4 de diciembre de 2015

Sobre belenes, pañuelos y laicidad



Los religiosos, sean de la creencia que sean, tienen por norma imponer su particular visión de la realidad y de la vida en todos los ámbitos, incluido por supuesto el bien común.

Y en cuanto alguien les recuerda que las creencias deben mantenerse en el estricto espacio de la privacidad, ya que los poderes públicos deben ser neutrales, se ofenden y se sienten discriminados.

Y como muestra un par de recientes ejemplos. Varios alcaldes franceses se sienten contrariados porque un tribunal ha dictaminado que los belenes en dependencias públicas atentan contra la laicidad del estado ya que son "símbolos religiosos" y no "culturales" como ellos los entienden desde su muy particular óptica. Estimados alcaldes galos, a ver si ahora las figuras del niño Jesús, la supuesta virgen, los angelitos y los reyes de Oriente no tienen ningún significado religioso; no lo digan muy alto porque aquí en España hay bastantes obispos que son capaces de sufrir un síncope por tamaña herejía. 

Y como segundo ejemplo, la indignación de una profesora musulmana porque la impiden dar clase con su hijab. Y es que encima no entiende el problema cuando ella misma en su carta de denuncia indica que

"Hablar de 'hijab'es hablar de Islam. No solo es creencia, es una filosofía de vida. El Islam no es la simple práctica de subir y bajar en el rezo, sino que es relación directa con Dios. Es un poco de hacia ese Señor que nos ha creado. La vestimenta no solamente es una parte de esta creencia, sino la vida misma."
porque desvergonzadamente asume que su pañuelo es una forma constante de demostrar su proselitismo hacia "ese Señor" inexistente, que no la ha creado de ninguna de las maneras, y por tanto de imponer sus creencias a los alumnos, que deben tolerar estoicamente las creencias de esta profesora. ¿Qué será lo siguiente, dar clase con el burka o el niqab?¿A ella no le molestaría un crucifijo en su aula?¿toleraría estoicamente que sus alumnos llevaran la cabeza tapada con el sagrado colador de pasta en honor al Supremo Espagueti Volador ¡Loado sea su santo nombre!?



La libertad religiosa no significa que todos y cada uno de los ciudadanos impongan sus particulares creencias en los recintos públicos, sino que estos espacios y las personas que los gestionan mantengan la más estricta neutralidad, para que así todas las personas (independientemente de sus creencias o increencias) puedan sentirse a gusto y sin tener que soportar las particulares alucinaciones de unos y otros, pobres débiles mentales todos ellos, incapaces de vivir sus vidas sin absurdas imposiciones ficticias, como verdaderos seres humanos adultos preparados para asumir su propia responsabilidad.

1 comentario:

  1. Por supuesto que se guarden la burka para su casa.

    Lo más jodido de las religiones es que exigen tolerancia a sus manifestaciones en publico cuando no tienen el poder político, pero son intolerantes hasta con la neutralidad en aquellos lugares donde si tienen poder.

    Sólo son mansas cuando son débiles. El supuesto ecumenismo es una farsa y una hipocresía.

    El gran peligro que se cierne sobre la humanidad no está en la tecnología bélica. Está en cabeza de los fundamentalistas que pueden apretar un botón.

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