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13 de enero de 2015

¿Cuentos e historietas para niños? Sí, pero sólo hasta cierta edad



¿Qué padre no ha contado a su hijo pequeño historias sobre duendes, angelitos, hadas, el ratoncito Pérez, etc. para entretenerlos, fomentar su imaginación, calmarlos o simplemente porque nos gusta pasar un rato con nuestros hijos aficionándolos de paso a la literatura? Pero todo tiene un límite.

Y estos cuentos tienen su época dentro del desarrollo del niño, y así nadie espera que su hijo al crecer siga creyendo en el ratoncito Pérez y lo que es más, si algún padre descubriera que su hijo adolescente de 15 años tras un accidente doméstico, por ejemplo caerse por la escalera con el resultado de un diente roto, ha guardado el incisivo bajo la almohada en espera de un regalo, muy seguramente que lo llevaría muy preocupado inmediatamente al médico para identificar que le está ocurriendo a su vástago para frenar de esa manera su desarrollo intelectual.

Ahora bien, lo increíble del caso es que hay infinidad de padres en el mundo, que a medida que sus hijos van creciendo y por tanto sus despiertas mentes van abandonando todos esos más o menos bonitos cuentos (porque poco a poco los niños van siendo cada vez más capaces de diferenciar la realidad de la ficción) se empeñan absurda y mentirosamente en seguir contándoles machaconamente historietas de angelitos, zarzas ardientes, vírgenes, serpientes parlantes, zombis hijos de una paloma y demás absurdas y dementes alucinaciones, inventadas por pobres e ignorantes pastores de cabras de la Edad del Bronce, con el engañoso objetivo de intentar (y en demasiadas ocasiones lograr) convencerles que esas disparatadas ficciones son realidades incuestionables alrededor de las cuales deben construir enteramente sus vidas y lo que es peor las del resto de los ciudadanos, acepten o no ellos estas delirantes invenciones. 

Y este negligente a la vez que pernicioso comportamiento paterno sólo tiene un nombre y es estafadora manipulación, que en los casos extremos de esos fanáticos padres que reprimen a sus hijos con terribles historias de pecados e infiernos debería ser considerado simple y criminal tortura psicológica, que por supuesto debería estar calificado como un atentado contra los derechos humanos de la infancia y ser perseguido de oficio, puesto que los niños nunca pueden ser una simple propiedad de los padres y como individuos autónomos tienen derechos inalienables que nadie, ni siquiera sus propios progenitores pueden conculcar.

Esa protección integral de la infancia, que en la actualidad brilla por su ausencia, permitiría impedir situaciones tan trágicamente sangrientas como la recientemente ocurrida en Nigeria, en donde una pobre niña de tan sólo 10 años se ha inmolado en un mercado, matando de paso a docenas de personas en nombre de un vengativo dios y su rijoso y pederasta profeta. 


4 comentarios:

  1. Me parece que una de las principales causas del éxito de las religiones es el adoctrinamiento infantil. Lo que se aprende de muy niño resulta difícil de erradicar cuando mayor.

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  2. Es un poco raro ver una nena de 12 o 13 años escribiendo una carta a Santa Claus, pidiendo regalos imposibles y creyendolo realmente... :O

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  3. ¿Existen historias infantiles fundamentadas en el humanismo? Sin caer en el adoctrinamiento religioso y fantasioso. Algo como "la magía de la realidad" de Richard Dawkins, pero para pequeños en preescolar.

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  4. ME ENCANTO!!! QUE MAS PUEDO DECIR

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