Froilán de Borbón es el máximo ejemplo de la irracionalidad monárquica

Aunque a nadie se le escapa la absurda incongruencia de tener a la cabeza del estado a un individuo cuyo principal mérito ha sido ser el resultado de una sucesión de coitos cristianos de una familia de dictadorzuelos medievales, que encima fueron correctamente ajusticiados en su propio país de origen, resulta que la vida de algunos de sus miembros muestra claramente el despropósito borbónico.

Así, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón, cuarto en la línea de sucesión de la monarquía española y a la vista de la historia, un individuo del que no podemos descartar que acabe siendo (por esos caprichos del destino) nuestra futura testa coronada, parece que es incapaz hasta de escribir correctamente su largo y absurdo cristiano nombre, puesto que este año ha vuelto a suspender por segunda vez el mismo curso de la educación obligatoria en España, curso que no olvidemos aprueban cada año sin dificultad cientos de miles de niños españoles de lo más normal.

Y para más inri debemos recordar que este individuo está siendo educado en un elitista colegio privado, inalcanzable para la ciudadanía de este país, con el apoyo y atención académica especiales que su alto rango merece, por lo que imaginen si hubiera nacido en un hogar humilde, de esos cientos de miles que tienen a sus padres en el paro, que han sido desahuciados de su vivienda por el banco y que deben sobrevivir básicamente de la caridad de familiares y amigos (sí, esas mismas familias que no existen según nuestros neoliberales gobernantes patrios), pues que al final nuestro Froilancito de Todos los Santos acabaría de adulto siendo carne de cañón del paro, la pobreza y la exclusión social, pero maravillas de nuestro democrático sistema político actual (para que luego los ateos digamos que no existen los milagros), lo mismo este zoquete (fruto de matrimonios entre primos desde la más lejana noche de los tiempos, es lo que tiene la pureza de sangre) nos acaba representando a todos los españoles ante los líderes mundiales y recibiendo como todos sus antecesores las casposas loas y serviles alabanzas a sus inexistentes cualidades por parte de toda la habitual caterva de lacayos, plumillas, correveidiles, siervos, chupatintas y gacetilleros del tres al cuarto que pueblan nuestros supuestos "medios" de comunicación.