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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.


PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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18 de enero de 2013

Benedicto ¿estás seguro que los ateos deseamos conocer a tu absurdo diosecillo?



En una nueva muestra de desatinada tozudez y de desconexión con la realidad, el jefe mundial de pederastas sotanados y de parásitos con alzacuellos, Benedicto XVI ha declarado ante miles de arrobados fieles presentes en el Aula Pablo VI en el Vaticano para recibir su dosis de catequesis semanal (por cierto, vaya tragaderas que tiene el rebaño católico) que

"el deseo de conocer a Dios realmente, es decir, de ver el rostro de Dios, está en todos los hombres, incluso en los ateos. Y nosotros tenemos este deseo consciente de ver quién es, qué es, qué es para nosotros. Pero este deseo se realiza siguiendo a Cristo".

Y yo me pregunto ¿cómo puede ser tan prepotentemente ignorante este senil sotanado? ¿De verdad que budistas, sintoístas o hinduistas quieren ver el rostro de tu dios trino? ¿Pero en forma de paloma o de zombi crucificado? Y no digamos ya los ateos, entre los que me encuentro y por propia experiencia sé que no dedicamos ni un segundo de nuestra vida a su absurdo geniecillo de pastores de cabras. O ya puestos a ningún otro de los miles que pueblan la fértil e inagotable mitología humana.

En fin, no te equivoques Benedicto y deja de alucinar. A los ateos quienes nos preocupan de verdad (y muchas veces nos quitan el sueño) son todas y cada una de las jerarquías religiosas (y yo personalmente al vivir en España, tengo una especial fijación con la católica por ser la que siempre tenemos encima como una espada de Damocles) por su despiadado afán de controlar las mentes y ya de paso los cuerpos de todos los ciudadanos (creamos o no en sus absurdas demencias) y por su inveterada capacidad de parasitar a la sociedad año tras año y siglo tras siglo para poder seguir difundiendo sus ridículos y antidemocráticos cuentos sólo aptos para débiles mentales.


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